sábado, 11 de octubre de 2008

Pasos para enamorar

Me han enseñado a amar, me lo han enseñado de una forma tan simple, tardada pero simple, es difícil de entender, pero la persona que me enseño recibió su boleta de graduación al enseñarme a mí, y yo la recibiré algún día cuando consiga que alguien me ame de la forma en que yo lo llegue a amar a él, no sé si me entusiasme de la misma forma en que se entusiasmó él al saber que lo había logrado. Son simples los pasos que tienes que seguir…
Paso Nº 1: debes buscar a la víctima, perdón, me equivoco, debes buscar una tonta voluntaria, alguien a quien sepas bien que no le interesas ni tantito, así será más grande el reto, debes hacerle sentir que te interesa tanto, hacerle sentir que piensas en ella, más que en ti, claro, esto no es cierto, únicamente es un simple formulario, debes decir que la verdad es lo más importante en una relación, debes también decir, la confianza debe ser indispensable “confía siempre en mí, yo nunca te lastimaría”.
Paso Nº 2: cuando consigas lo anterior debes decir te quiero, una, dos, tres o hasta mil veces, hasta que ella o él pueda creer que es verdad. Es importante que los pasos sean en orden, de otra forma la o lo asustarías, la distancia es también una forma de que se enamore, toda persona extraña a quien le dice lo que quiere escuchar, extrañarte hace que crezca ese amor por ti; durar distante un mes, dos, tres o hasta un año ¿para qué? Podrías preguntarte. Pues bien, él o ella pensará en el momento en el que pueda volverte a ver, y ese momento va a llegar, no te preocupes, claro que llegara, aquí es importante no confundirse, tú debes pensar en ti, no en ella; si, sé que es la manera más egoísta que habías escuchado, pero por desgracia la única que me enseñaron.
Paso Nº 3: cuando al fin llegue ese día en que llegas, te habrás dado cuenta si hiciste un buen trabajo, la manera es la siguiente: ella te recibirá con una sonrisa en los labios, con los brazos abiertos y con la llave de su corazón en su mano, para entregártela a ti, si logras que te la de, habrás logrado lo que te propusiste desde un principio; lastimarla, tú en ese momento debes abrazarla fuertemente, debes darle el beso más dulce, ella pensará en el momento en que pueda volver a verte y tú debes pensar en la forma de deshacerte de ella.
Paso Nº 4: este es el paso más importante, en este momento te das cuenta de cuánto te ama, o si simplemente te quiere como tú la quieres a ella, debes mentir y hacer que ella te defienda ante todo, debes lograr que ella te tenga por encima de todos, debes hacer que no le importe lo que piensen los demás, sólo debe creer lo que tú le digas, y si le fallas y ella se logra dar cuenta debe perdonarte una, dos, tres o hasta mil veces y después debes marcharte sin ninguna explicación.
Le habrás enseñado tu forma de amar, le habrás enseñado que el amor es farsa, actuación, hipocresía, le habrás enseñado a jugar, ella habrá aprendido que debe jugar si no quiere que jueguen con ella, ella pondrá en práctica lo que le enseñaste.
Habrá aprendido que dañar duele, pero que duele más aun ser dañada.
Habrá aprendido a mentir, habrá aprendido a poner un muro entre ella y su corazón ya sin llave.
Habrá aprendido a odiar y a que la odien.
Habrá aprendido a caer en el pesimismo, le habrás enseñado a no confiar en nadie.
Habrá aprendido que la risa es la mayor satisfacción, cuando esta sale de su voz y no de su corazón.
Habrá aprendido que tu presencia no es tan importante para ella.
Habrá aprendido a ser egoísta como tú, pensara únicamente en ella, no en los demás.
Habrá aprendido que su esperanza de ser feliz, se va hundiendo poco a poco en el lodo.
Habrá aprendido a amar un cuerpo no un corazón.
Yo hubiese querido no haber aprendido nada de esto, más sin embargo, es tan difícil olvidar lo que se aprende tan pero tan bien. Si este es realmente el significado de amar, lamento decirlo y lo digo con el corazón que yo lo odio, lo odio tanto, que quisiera saber cuándo va a ser el día que lo borre por completo.
Quisiera saber cuándo va a ser el día en que me devuelva la llave de mi corazón, que solo guarda como un trofeo más para su colección, como uno más de sus reconocimientos, quisiera saber cuándo va a ser el día que alguien más, me enseñe otra forma de amar que no sea tan dolorosa. Pero si tu quieres que alguien te ame, debes estudiar, estudiar mucho, lastimar, lastimar demasiado, amar, amar mas para que obtengas una llave más, una llave más de cada corazón destrozado a tu paso.
Si aprendes esta forma de amar por ti solo, debes sentirte el hombre más infeliz del mundo, porque haces daño conscientemente, pero si esta forma de amar te enseñaron, no debes sentirte culpable, tú no escoges victimas, ellos son voluntarios.
No sé si algún día consiga mi boleta de graduación, pero sabes? Prefiero reprobar, reprobar tantas veces como me sea posible, porque a pesar de que fue la forma de amar que me enseñaron, no se si sea capaz de ponerla en práctica, aunque me equivoco, solo hay una persona a la que le quisiera demostrar que aprendí esa forma de amar, y que puedo llegar a hacerle tanto daño como el que él me hizo a mí.
Ama sin esperar que te amen, lucha por conseguir todo lo que quieras, sueña con lo que quieres soñar, nunca odies a nadie; pues ese odio puede llegar nuevamente a ti. Recuerda los días felices, y olvida a quienes te lastimaron. Nunca obtengas un reconocimiento a costa del llanto de alguien más. Piensa en los demás antes que en ti mismo. Llora porque te lastimaron, más no porque lastimaste. Pero sobre todo, desea toda la felicidad del mundo a aquella persona que te lastimo porque en algún momento te dio alegría.
Akira
Joselin

domingo, 5 de octubre de 2008

¿Por qué el perro defiende nuestro hogar?

Que confianza nos inspira nuestro fiel amigo, el perro, que con su abnegada conducta cuida nuestra casa vigilando la entrada de extraños, ya sea con ladridos o gruñidos y aún con el ataque al intruso.
Creemos habitualmente que esta valiente y útil actitud es el fruto de su elevada inteligencia y de su cariño y reconocimiento hacia nuestros solícitos cuidados. Sin embargo, no es así. Los estudios sistemáticos de la conducta de los animales han permitido comprobar que todos ellos, inclusive nuestro perro, tienen una conducta determinada por leyes de comportamiento muy estrictas, casi como una muy perfeccionada computadora. Todos los actos de la vida de un animal están adecuadamente planeados para permitir su subsistencia como especie.
La mayor parte de los animales vive, se desarrolla, se aparea, reproduce y muere dentro de un territorio determinado, donde encuentra el sustento para su actividad vital. Este “territorio” está constituido por su guarida y una extensión de terreno, mayor o menor según sea de hábito solitario o gregario (vida en comunidad) y según halle en él una pobre o gran concentración de alimentos, respectivamente. También la extensión del territorio depende de la capacidad del animal para mantenerlo bajo su dominio.
El dominio del territorio se da tanto en los animales terrestres como en las aves y en los animales acuáticos y nos explica, por ejemplo, las tan frecuentes peleas a que asistimos entre los gorriones en las ramas de un árbol y aún en el aire, o el paradójico hecho de que cerca del nido de un gavilán vivan otros pájaros sin ser molestados, pues el “coto de caza” del gavilán está en otro lugar.
¿Cómo conoce cada animal el “propio territorio”? Desde 1949, Hedigen ha estudiado este interesante fenómeno y pudo apreciar que, en muchos casos, la demarcación de un territorio, posesión de una pareja o de una colonia de animales, se efectuaba por lo que llamó “medios químicos”. Entre los mamíferos, el método más frecuente es la emisión de orina: el animal va orinando marcando las señales que le sirven para orientarse, en las periferias de su territorio. Así ocurre entre los perros, los lobos, los leones; otros mamíferos poseen glándulas que segregan sustancias olorosas que les permiten marcar apropiadamente su dominio: el oso, el ciervo, el conejo y los llamados animales almizcleros (por el olor particular que despiden).
Los perros tienen también necesidad de territorio. Instalados en el hogar, adoptan los límites del mismo; algunos, al estar sueltos y tener acceso a la calle, pueden extender este reducido habitáculo. Lo demarcan con sus orinas en todos los puntos límites del mismo; de allí el hábito frecuente de olfatear antes de orinar y lo hacen, casi siempre, en los mismos sitios (por lo general, árboles o paredes).
Cuando alguien desconocido pretende entrar en el hogar, el perro comienza a ladrar para advertirle que invade “su” territorio, ya ocupado por seres a quienes él reconoce por el olfato. Si el intruso no hace caso de esta advertencia acústica, el perro gruñe, eriza su lomo y muestra los dientes, cumpliendo con la advertencia visual. Pero si, desoyéndolo, penetra en “nuestro hogar”, que es en realidad el “territorio” del perro, éste ataca.
Vimos que si tiene acceso a la calle, puede extender su pretensión territorial sobre las veredas y terrenos cercanos a la casa, y allí existen dos riesgos: que la frecuente invasión por perros de la vecindad y callejeros, sin hogar, provoque peligrosas peleas; y la posibilidad de que contraiga la rabia por mordeduras. Pero también es de considerable peligro para los vecinos o inocentes transeúntes que penetran en el “dominio” extra hogareño del perro y pueden ser atacados y mordidos por éste; pero, entiéndase bien, sin que signifique “maldad” o “agresividad” del animal, sino solamente el desconocimiento de sus rígidos mecanismos de conducta.
Akira
Joselin