lunes, 8 de septiembre de 2008

El caballito de mar

El hipocampo o caballito de mar es uno de los animales más curiosos que existen. Es un pez y, sin embargo, no tiene escamas; la cabeza y el cuello son arqueados como los del caballo, la boca es tubular; el pecho es como el de la paloma y la cola es prensil como la de ciertos monos. Además, puede cambiar de color como el camaleón y, como los de este reptil, sus ojos pueden moverse de forma independiente hacia cualquier lado. A esta extraordinaria criatura, que parece más bien fruto de la fantasía, los antiguos griegos la llamaron hipocampo, que significa: caballo encorvado.
La forma y la organización del hipocampo no recuerdan para nada a las clásicas de los peces. Su cuerpo carece de escamas, pero está protegido por pequeñas placas óseas, que forman como una armadura externa, la que le permite conservar su forma aún después de morir. Pero sigamos con su descripción, que no hace sino acentuar la diferencia con los peces. La boca es pequeña, carece de dientes y se halla en el extremo de un hocico alargado en forma de tubo. Se alimenta de pequeños crustáceos y otros animalitos marinos, así como de plancton y formas microscópicas de seres vegetales y animales.
A causa de su envoltura rígida, el hipocampo no puede nadar horizontalmente, atravesando el agua como lo hace la inmensa mayoría de los peces. Por eso nada en posición vertical y se impulsa por medio de una diminuta aleta dorsal, en forma de abanico.
Además, flota gracias a su vejiga natatoria. Si se escapan algunas burbujas, desciende y permanece en las profundidades hasta que se produzca suficiente gas, como para poder volver a subir cerca de la superficie. La aleta pectoral y los movimientos de la cola le permiten realizar rápidos desplazamientos verticales.
La cola del hipocampo es prensil y, por lo general, se enrolla hacia delante. Con ella se sujeta a las algas u otras formaciones marinas cuando se detiene a explorar los alrededores en busca de su presa.
Durante la primavera se produce entre los hipocampos una curiosa marcha nupcial, que dura uno o dos días. Durante ella, la hembra deposita los huevos en una especie de bolsa que el macho posee en su vientre. Durante 45 días, este se encarga de incubar los huevos en el saco ventral; al cabo de este tiempo, nacen las crías. Entonces se ve algo realmente curioso, con movimientos convulsivos, el “padre” arroja de su bolsa 50 ó 60 minúsculos animalitos que continúan su desarrollo en el mar.
Este extraño pez es propio del Mar Mediterráneo y de las zonas cálidas del Océano Atlántico. Por lo general permanece cerca de las costas, pues allí encuentra abundante alimento. Los pescadores utilizan grandes redes para pescarlo, y así se han descubierto unas 40 especies de tamaño y variable, que oscilan entre los dos centímetros y medio y los treinta centímetros.
Esta curiosa criatura es sólo un capricho de la naturaleza. A causa de su envoltura externa, no es comestible. Sin embargo, en la antigüedad se le atribuían grandes virtudes; así, por ejemplo, actuaba como un antídoto, si se preparaba con vino, miel y alquitrán; en cambio, macerado en vino producía un fuerte veneno. En la Edad Media se lo aconsejaba para combatir la fiebre. Hoy, cuando los productos químicos y farmacéuticos lo han sustituido por completo, el hipocampo solo sirve para mostrar una de las virtudes con que la naturaleza lo ha dotado: la forma en que los padres cuidan con gran dedicación a sus hijos.

No hay comentarios: