domingo, 31 de agosto de 2008

Las 7 maravillas del mundo

Si quisiéramos enumerar las maravillas del mundo moderno nos veríamos en aprietos por la controversia que originaríamos, ya que las que, según nuestro parecer, serían maravillosas, para otros no pasarían de ser inventos o descubrimientos importantes, pero no prodigiosos. Tal vez hubiese coincidencias al mencionar el cinematógrafo (incluido el cine sonoro), la radiotelefonía, la televisión (inclusive la de colores), los computadores electrónicos, la desintegración del átomo, el rayo láser y los vuelos espaciales. Pero habría quien considerase la afeitadora eléctrica o la vacuna antipoliomielítica como maravillas modernas.
En cambio, las maravillas del mundo antiguo fueron siete, y en eso no hay discusión.Hacia las postrimerías del siglo III antes de nuestra era, un ilustrado ingeniero llamado Filón de Bizancio redactó la primera lista de las maravillas del mundo de ese entonces, y hacia el año 150 antes de J.C hubo una segunda mención de las mismas, esta vez efectuada por un poeta, Antipatros de Sidón. Lo cierto es que se eligieron siete obras monumentales como dignas de ser nombradas; y se eligieron siete porque ese número tenía entonces un valor mágico: las Pirámides de Gizeh, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Faro de Alejandría, el Coloso de Rodas, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Templo de Artemisa en Éfeso y el Mausoleo de Halicarnaso. Y de no haber sido por la influencia del número siete, se hubiera nominado como la octava maravilla el templo de Jerusalén levantado por Salomón en el siglo X antes de J.C.
Las pirámides de Gizeh
Para dar antecedentes de estas pirámides tenemos que remontarnos a, por los menos, 4620 años atrás o, para ser más exactos al año 2650 antes de J.C., ya que por ese entonces fueron construidas. Tres reyes de la IV dinastía de los monarcas egipcios hicieron levantar sus pirámides: Keops o Cheops (en egipcio Khufu), Kefrén o Chefrén (Khaf-Ra) y Micerino (Menkaure); y dícese que los bloques de piedra fueron llevados desde Libia, tarea que demandó 10 años.Se calcula que para construir la pirámide de Cheops trabajaron unos 100.000 esclavos, quienes no sólo transportaron los bloques de piedra (más de dos millones) sino que construyeron las rampas, las palancas y los rodillos que su transporte exigía. Lo cierto es que las pirámides de Cheops, Chefrén y Micerino que se levantan en Gizeh superan a las demás en interés arquitectónico, artístico e histórico.La de Cheops mide 137,18 metros de altura y 223 metros de lado; la de Chefrén mide 136.40 metros de alto y 210.46 de lado, y la de Micerino, 62 metros y 108.04, respectivamente.

Los jardines colgantes de Babilonia
Semíramis fue una reina legendaria de Asiria que se supone vivió en el siglo XII antes de J.C. Según el mito, Semíramis había cautivado con su belleza y valor al rey Nino, quien la raptó. Al poco tiempo, Semíramis hizo asesinar para gobernar como única soberana. Fue entonces cuando fundó la ciudad de Babilonia y comenzó a conquistar el Asia. Después de reinar durante 42 años abdicó ante una conspiración dirigida por su hijo Ninias. La leyenda termina diciendo que Semíramis desapareció convertida en paloma.Babilonia era una ciudad suntuosa, con puertas monumentales y grandes templos y palacios con terrazas que sostenían los famosos jardines colgantes. Por medio de bombas hidráulicas, el agua del Éufrates era llevada hasta las terrazas para regar plantas y árboles.En esta ciudad fue donde se levantó la famosa y bíblica Torre de Babel, y allí reinó como monarca absoluto Nabucodonosor II, que destruyó el reino de Judá y su capital, Jerusalén, y reconstruyó los grandes canales del Éufrates. En cuanto a los jardines colgantes, se ignora cómo eran en realidad.
El faro de Alejandría
Hacia el final del siglo IV y principios del III antes de J.C., vivía en Alejandría un arquitecto de origen griego conocido como Sostrato de Cnido, quien estaba al servicio del rey de Egipto Tolomeo I, apellidado Soter (salvador).Sostrato –por orden de Tolomeo I- construyó, en una península de la ciudad de Alejandría, un faro que, en su época, se consideró como una hazaña técnica. Sobre una amplia base cuadrada levantó una torre octogonal de unos 100 metros de altura. En la parte superior construyó un recinto donde, por las noches, ardía un fuego alimentado con leña y resina y que servía de señal y aviso a los navegantes. La torre fue destruida por un terremoto en 1375.
El coloso de Rodas
Esta enorme estatua fue erigida en honor de Apolo como dios del Sol (Helios) a la entrada del puerto de la isla de Rodas. Estaba fundida en bronce y tenía una altura de poco más de 30 metros. Según las referencias, sus pies descansaban separados sobre sendas moles que habían sido levantadas a cada lado de la entrada al puerto, y tenía una antorcha encendida en su mano derecha.El escultor Cares de Lindo comenzó a construirla hacia el año 290 antes de J.C., y la terminó unos doce años después. Lamentablemente, un terremoto derribó a este coloso y lo hundió en el mar, quedando sobre sus pedestales restos de los pies.
La estatua de Zeus, en Olimpia
Zeus era para los griegos, el padre de los dioses (el Júpiter de los romanos). Era el señor absoluto del mundo y el que abría a los hombres el camino de la razón.Fidias fue un famoso escultor griego del siglo V antes de nuestra era, que también fue un gran fundidor, orfebre y grabador de metal.Pues bien: Fidias, para el santuario de Zeus erigido en la ciudad de Olimpia, cinceló la estatua del padre de los dioses, la que llegó a constituirse en una de las siete maravillas del mundo antiguo.La figura del Dios Zeus (de 13 metros de altura) aparecía sentada en un trono de ébano, bronce, marfil, oro y piedras preciosas. El rostro estaba enmarcado en una densa barba rizada, y con la mano derecha Zeus sujetaba a la Victoria, mientras que con la izquierda sostenía el cetro con un águila. Un incendio la destruyó en el año 475.
El templo de Artemisa, en Éfeso
La Artemisa de los griegos era la Diana cazadora de los romanos, y la imaginaban hermosa, solitaria, casta y pura, de allí que se la relacionara con la Luna. En varias partes de Grecia se le rendía culto como diosa lunar, y en Éfeso se le levantó un templo que tenía 127 columnas, sobre una superficie de 73 por 141 metros. Este templo era una verdadera maravilla, pero un ciudadano griego llamado Eróstrato, que quería salir del anonimato y adquirir celebridad, lo incendió en el año 356 antes de J.C. Los habitantes de Éfeso lo condenaron a morir en las llamas y prohibieron que se mencionase su nombre a fin de que no pudiera adquirir notoriedad, como era su deseo. Pero pese a ello, el nombre fue conocido. Dinocrates, arquitecto griego, reconstruyó el templo en su antiguo emplazamiento, pero los godos lo destruyeron definitivamente en el año 262 de nuestra era.
El mausoleo de Halicarnaso
Allá por el siglo IV antes de J.C., existía en el noroeste del Asia Menor una región llamada Caria que tenía dos ciudades importantes: Mileto y Halicarnaso. El señor de Caria, el monarca, se llamaba Mausolo, y su mujer, Artemisa.Parece ser que Mausolo tenía fervientes deseos de pasar a la posteridad, anhelo que era compartido por su esposa. Lo cierto es que Mausolo mandó construir para él una tumba monumental que proclamase su fama a través de los tiempos, para lo cual hizo ir a Caria a los mejores y más célebres arquitectos jónicos. Pero no pudo ver terminada su obra, pues murió en el año 353 antes de J.C., después de haber gobernado durante 24 años. Pero su mujer hizo continuar la obra, que se convirtió en una de las siete maravillas del mundo. El sepulcro o mausoleo (pues del nombre de Mausolo proviene el que se da a los sepulcros suntuosos) constaba de tres cuerpos, coronado por una cuadriga con las estatuas de Mausolo y Artemisa, y medía 42 metros de alto. En el siglo IV de nuestra era fue arrasado por los turcos.
Akira
Joselin

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