Tus ojos brillaban.
Tus lagrimas los hacían ver hermosos,
en ellos se reflejaba mi rostro,
y también tu angustiada alma.
El miedo ataba tu voluntad,
El miedo ataba tu voluntad,
el terror corría rápidamente por tus venas,
tu frágil cuerpo era juguete del frío,
y con tu ahogada voz intentabas un:“Por Que?”.
Pétalos sepia se divertían en el aire,
Pétalos sepia se divertían en el aire,
se ceñían a tu cuerpo, a tu manto azul.
El suelo era de piedras y rosas...
y nuestros pies se desgarraban con las espinas.
Me acerque lentamente a tus temblorosos labios,
Me acerque lentamente a tus temblorosos labios,
en su color púrpura palpitaba algo de maldad.
Derretí mi ira en un suave y profundo beso,
y tus lagrimas rodaron mas desesperadamente.
Me embriagaba lentamente con tu sangre,
Me embriagaba lentamente con tu sangre,
era licor que me hacia sentir tu miedo.
Te besaba para saciar mi sed de néctar...
Para saciar mi sed de vida con la tuya.
Quería que siguieras llorando...
Quería que siguieras llorando...
Mi cuerpo, vacío, sin alma, sin aliento, sin sombra.
Mi maldad anhelaba la belleza de tus lagrimas.
Akira
Joselin
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